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Piedras invaden la playa de Santo Domingo

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Pese a que el municipio trabaja diariamente en la limpieza de la costa, la presencia de rocas aumentó tras el sismo de 2010.

 

Enero 2012, El Mercurio

Fuente: El Mercurio

Enero 2013, Cristián Soto

Fuente: Cristián Soto

Pasado y presente. Arriba, una foto tomada hace exactamente un año, en enero de 2012, en la playa de Santo  Domingo. Abajo, se aprecia que ahora lo que abundan son las piedras, y los bañistas escasean, y una de las pocas actividades que se desarrollan es la pesca.

Antes que los elegantes chalets colmaran las discretas colinas que se ubican frente al mar. Antes que se transformara en un balneario de moda, atrayendo la atracción de políticos y empresarios en los años 50. Antes del auge inmobiliario, el club de golf y las fiestas de verano. Antes, pero mucho antes, las playas de Santo Domingo han estado cubiertas por las piedras.

 

Su alcalde, los residentes y los turistas lo reconocen y asumen, aludiendo a que el encanto de la comuna no está sólo en su litoral, sino en su tranquilidad.

 

Pero aquel panorama rocoso que durante décadas ha estado en la mente de los vecinos se ha vuelto crítico. Muchos dicen que el terremoto marcó un antes y un después en las playas de este balneario de la V Región.

 

Así lo afirma René Ureta, el salvavidas de la playa principal y que ha vivido toda su vida en el lugar. "No sé por qué será, pero después del tsunami surgieron muchas piedras. A eso se suma que este invierno, con las marejadas grandes que hubo, aparecieron más. Por lo menos nunca las piedras habían llegado hasta acá", dice, mientras vigila una zona prácticamente vacía.

 

"Ya no viene casi nadie, porque las piedras golpean a quien se mete al agua y se generan pozos peligrosos", agrega, detallando que en lo que va del verano no ha realizado ningún rescate.

 

Arenas vacías

 

Hay un chiste viejo, conocido por casi todos los habitantes que veranean desde hace décadas en este balneario: la zona de la playa principal frecuentada por los más pudientes era denominada como el área de "Los Richardson". Un poco más al norte estaba la parte visitada por familias de clase media, conocida como el área de "Los Medina". El punto concurrido por personas más humildes, era la zona de "Los Poblete".

 

Sara Stiven camina sobre lo que antes era la franja de "Los Medina". Avanza junto a su madre sobre un camino de madera ubicado justo frente al mar y es una de las pocas personas que hoy pasean por el balneario vacío.

 

"Esto es impresionante, porque hace unos años esto era pura arena y no había piedras", dice, señalando una zona que antes albergaba a los bañistas. "Esta playa nunca ha sido buena, pero tiene un encanto muy especial. Antes, el viento levantaba la arena y eso era muy molesto. Al menos ahora sólo hay piedras, así que no hay ráfaga que las tire para arriba", dice riendo.

 

El municipio todas las mañanas instala máquinas retroexcavadoras que sacan las piedras de la playa y, sin embargo, aparecen más.

 

"No se puede luchar contra la naturaleza. El tema de las piedras siempre ha estado, pero con el terremoto y ahora con las marejadas se incrementó. No hay una explicación concreta y por eso pediremos un estudio acabado del lecho marino para saber qué podemos hacer", dice el alcalde Fernando Rodríguez, descartando una baja de turistas.

 

"Santo Domingo nunca ha tenido una playa de excelencia. Si hay poca gente, es por algo pasajero, pero de ninguna manera representa una crisis", sostiene.

 

La municipalidad habilitó la playa Marbella para los veraneantes. Se trata de una extensa zona ubicada junto a la desembocadura del río Maipo y que hoy cuenta con una costa de más de 300 metros, baños, salvavidas y estacionamientos que cuestan $1.500. "Está todo preparado para quienes quieran venir. Porque acá lo único que no hay son piedras", agrega el alcalde.

 Terremoto favoreció arrastre de material en área costera

A pesar de la gran cantidad de piedras que actualmente hay en la playa de Santo Domingo, los cambios de fisonomía costera producto del terremoto afectaron principalmente desde Pichilemu hasta el Golfo de Arauco, según explica el profesor de Ingeniería Marítima, Portuaria y Costera de la Universidad de Valparaíso Patricio Winckler.

 

El académico añade que los cambios en la fisonomía costera, en particular en las playas asociados con el terremoto y tsunami de 2010 tienen dos orígenes: uno relacionado con la deformación vertical de la corteza terrestre debido al sismo y, en segundo término, con el transporte de sedimentos producto de la fuerte corriente del maremoto.

 

Fuente: El Mercurio (por Sebastián Sottorff ), www.emol.com, revisado: 21-01-2013
Última actualización el Martes, 22 de Enero de 2013 00:00